Sábado 6 de Septiembre de 2025
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[Columna de opinión] Chao cálculo electoral

En su columna publicada hoy en El Mercurio, el profesor Alejandro Micco aborda la pérdida de consensos políticos y el impacto de la polarización en una reformas clave como la previsional.
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Desde el año 2012 estamos en una situación de estancamiento. ¿Qué hay detrás? No existe una sola causa, pero comienza a crearse un consenso que parte importante ha sido
la caída de la calidad de nuestra política. Desde hace más de una década, también se han ido quebrando consensos sobre los cuales construimos desde nuestro retorno a la democracia. Citando al exministro Andrés Velasco, “se fue al carajo la política, se fue al carajo la economía”.

¿Es un problema solo de Chile? No. Tras la caída del Muro de Berlín predominó un consenso mundial sobre qué se debía hacer para alcanzar el desarrollo (“Consenso de Washington”), que facilitó los acuerdos y el éxito de la Concertación en Chile. Con el paso del tiempo el “Consenso” mostró sus debilidades, y pierde toda su vigencia poscrisis de 2008. Y en Chile, en el último gobierno de la Concertación, se hizo evidente que algunos de los consensos de nuestro regreso a la democracia se desvanecían.

Y hoy, cuando las democracias en el mundo y en Chile se polarizan, se extreman los discursos de desconfianza y se dificulta la construcción de políticas que impliquen acuerdos transversales. La larga travesía que tuvo la muy necesaria reforma de pensiones es un ejemplo. Después de una década, solo cuando el Ejecutivo y Chile Vamos optaron por pagar costos políticos, la reforma avanzó. Unos se olvidaron de su promesa de fin a las AFP; los otros aceptaron que beneficios exclusivos para algunos se financiaran con las cotizaciones de todos. La reforma no es perfecta, pero es un avance.

Esta semana, el candidato presidencial José Antonio Kast reabre el tema previsional con su campaña “Chao préstamo”. Es difícil entender esta campaña.

La ley plantea un suplemento mensual a las pensiones, de 1 UF por cada década cotizada que tendrán los actuales y futuros pensionados; se financia con un préstamo que le
entregan los cotizantes del sistema. Este préstamo tiene una garantía del Estado y una rentabilidad igual a la de los bonos del gobierno. El préstamo y los intereses se pagan a los cotizantes al momento de su utilización, igual que el Ahorro Previsional Voluntario. Kast llama a eliminar este préstamo, pues plantea que es un abuso contra los trabajadores. Como ha trascendido, él no quiere eliminar el beneficio, sino que plantea financiarlo con deuda pública. Cuesta entender cuál es la gran diferencia. Como sugiere el economista Salvador Valdés, la propuesta de Kast es pasar de un pago en dos pasos a uno de cuatro pasos. Actualmente, el trabajador le presta al Fondo Autónomo de Protección Previsional (FAPP), y este paga el complemento a la pensión. En la propuesta de Kast, los trabajadores le prestan sus ahorros al gobierno a través de las AFP, quienes le compran bono, y el gobierno le traspasa los recursos al FAPP, quien paga el complemento. Al final, en ambos casos, el Estado está al medio y es el garante
del pago a los cotizantes.

En la reforma aprobada, los cotizantes están obligados a prestarle al FAPP con garantía y rentabilidad del Estado. En la versión de Kast, los trabajadores no harían el préstamo si las AFP deciden no comprar los bonos emitidos por el gobierno. Esta libertad de compra puede ser vista como algo positivo, pero en la práctica no hace gran diferencia si se piensa que hoy las AFP destinan un 22% de los dineros de los trabajadores a la compra de papeles del Estado. Una diferencia práctica es que el préstamo en la ley no aparece como deuda del gobierno central, sino que aparece como un pasivo (deuda) contingente. Debemos recordar que el Congreso debe autorizar cada año la emisión de los bonos del gobierno. La no autorización pondría en aprietos el FAPP.

¿Existen diferencias? Estas son mínimas y no ameritan reabrir el tema previsional. La buena política aconseja ver cómo se implementa y después evaluar. Finalmente, por un
cálculo electoral pequeño se genera un ruido innecesario. Chao cálculo electoral.

Fuente: El Mercurio, 3 de septiembre de 2025.