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5 Agosto, 2022

Cómo una carta puede ayudar a salvar vidas

La investigación del profesor Fabián Duarte “Encouraging mammograms using behavioral economics: A randomized control trial in Chile”, publicada en la revista Value in Health, buscó cuantificar el efecto que puede tener el envío de información (a través de cartas físicas enviadas a domicilio) a mujeres que no se habían realizado una mamografía en los últimos dos años y la consecuente decisión de hacerse este examen preventivo. Mediante un experimento que utilizó herramientas de la economía del comportamiento se definió un grupo de control (sin envío de carta) y un grupo de tratamiento (con envío de carta), de esa manera, el estudio verificó que entre las mujeres que recibieron el mensaje hubo un aumento de la realización de mamografía gratuita en 167%.

La mamografía es un examen especialmente importante pues el cáncer de mama es el que tiene mayor prevalencia en Chile y es la segunda causa de muerte entre las mujeres del país. Por otra parte, el estudio de Weedon-Fekjaer et al (2014) demostró que la realización de mamografías reduce las muertes a causa del cáncer de mama en un 28%.

¿Por qué las mujeres no se realizan una mamografía con la frecuencia necesaria? La publicación de Duarte consigna que las razones son variadas, entre ellas, preferir no recibir malas noticias, no considerar los beneficios futuros de hacerse la mamografía, posponer la decisión de realizar el examen por dejación, así como evitar el miedo y fatiga provocados por el examen, entre otras. Por lo tanto, es indispensable la adopción de algún método que impulse a las mujeres a tomar la decisión de realizarse la mamografía con la frecuencia debida. Si bien, estudios anteriores han demostrado que la eliminación de barreras y la promoción de facilidades aumenta la realización del examen, lo novedoso de esta investigación es que demostró que usando herramientas de la economía del comportamiento –que en este caso fue proveer de información por correo– puede resultar beneficioso para la salud y efectivo en términos de costos. Además, los resultados podrían ser extrapolables a prácticamente cualquier población.

El estudio consideró un universo de 42.233 mujeres mayores de 50 años residentes en la ciudad de Santiago, que no se habían practicado una mamografía en al menos dos años y tenían seguro de salud privado. Este seguro les permite acceder a dos opciones para realizarse la mamografía, la primera es la opción gratuita que se realiza en centros de salud determinados y que sólo prefiere usar el 10% de las mujeres; la segunda es una opción pagada, en centros de salud a elección e implica un copago de aproximadamente US$20, que prefirió el 90% de las mujeres.

La Superintendencia de Salud posee información sobre las mamografías realizadas desde 2007 en adelante, la edad de las pacientes, el copago por el examen y el proveedor de salud de cada persona. Para este experimento, Duarte tomó los datos de 11.756 mujeres y definió de manera aleatoria que la mitad serían el grupo de tratamiento y la otra mitad el grupo de control; cabe señalar que previo al estudio, no existían diferencias en la cantidad de mamografías realizadas por las mujeres de uno u otro grupo.

Antes de despachar las cartas se realizaron cuatro focus group con el fin de conocer las principales razones de las mujeres para no realizarse la mamografía. El objetivo era identificar claramente las barreras que ellas tenían para no realizarse el examen y de esa manera redactar mensajes que permitieran, efectivamente, levantar dichas barreras. Los motivos identificados fueron las siguientes:

  1. Evitar la información del resultado de su mamografía, a pesar de tener la intención de realizársela.
  2. Dejación, en el sentido de preferir evitar el costo de ir y posponer la decisión sin considerar los beneficios futuros de realizarse el examen preventivo.
  3. Miedo a la detección de una enfermedad, o miedo al examen.
  4. Problemas prácticos como, por ejemplo, información sobre los centros gratuitos donde realizar el examen.

Las cartas enviadas se redactaron sobre la base de esos resultados e incluyeron los siguientes mensajes:

  1. Aviso acerca del atraso respecto a la realización del examen.
  2. Anuncio de un concurso por un premio de $1.000.000 en el que se participaba automáticamente si se realizaba la mamografía antes de cierta fecha.
  3. Intervención de un experto que informaba cómo la mamografía posibilita salvar vidas, esto con la finalidad de disminuir el miedo al examen.
  4. Mapa con la ubicación de los centros de salud donde se realizaban mamografías gratuitas.

El grupo de tratamiento –es decir, el de las mujeres que recibieron el correo– se dividió en ocho subgrupos del mismo tamaño que recibieron mensajes de acuerdo a las siguientes especificaciones:

Conjunto de elección simplificado

Recomendación de un experto

Con fecha límite*

Sin fecha límite*

Mapa personalizado

Foto de un doctor, Ministro de Salud o Información

Grupo 8

Grupo 6

Sin recomendación

Grupo 7

Grupo 5

Sin mapa personalizado

 

Foto de un doctor, Ministro de Salud o Información

Grupo 4

Grupo 3

Sin recomendación

Grupo 2

Grupo 1

* Con incentivo de concurso

Después de cinco meses desde que se enviaron las cartas, se observaron diferencias entre los grupos de tratamiento y de control. El análisis y comparación de las medias arrojaron que no hubo cambios en la cantidad de mamografías que se realizaron las pacientes del grupo de control antes y después del estudio; en cambio, las mamografías que se realizaron las mujeres del grupo de tratamiento pasaron de 61 a 174 después de la intervención.

Al comparar la cantidad de exámenes que se realizaron las mujeres de ambos grupos en términos porcentuales, se observó que las mujeres tratadas aumentaron su tasa de realización de mamografías en 167% respecto del grupo de control. Por otra parte, al evaluar los diferentes mensajes enviados a las pacientes del grupo de tratamiento y compararlo con la tasa de mamografías realizadas en el grupo de control, se advierte un efecto significativo de todos los tipos de mensajes.

Entre los subgrupos del grupo de tratamiento no aparecieron diferencias estadísticamente significativas. En cada sub grupo los incrementos variaron entre 95% y 247%, una explicación posible es la diferencia en los meses que las pacientes recibieron la carta.

Cuando se evaluaron los tipos de mensajes, es decir, si incluían información sobre el concurso, el mapa o la recomendación del experto, se observaron diferencias estadísticamente significativas con respecto al grupo de control, mas no entre los tres tipos de mensajes. No obstante, es importante destacar que el mensaje base (no contiene mapa, ni concurso ni recomendación de un experto) y el que incluyó la recomendación del experto fueron los más efectivos.

Además, se calculó el costo-efectividad de la intervención: la razón entre su costo y el número estimado de vidas potencialmente salvadas. El resultado fue de US$328 por vida salvada, valor muy por debajo de lo estimado en otro tipo de intervenciones.

El estudio del profesor Fabián Duarte arroja dos conclusiones relevantes. La primera es que demostró que una intervención simple como enviar cartas a las mujeres informándoles que están atrasadas en la realización de su mamografía anual es un estímulo que tiene un efecto significativo en el aumento de la tasa de realización de dicho examen. La segunda es que el costo-efectividad de esta medida es menor a otros tipos de intervenciones. Por lo tanto, una intervención como la ejecutada en este estudio revela que puede ser efectiva para reducir la mortalidad debido al cáncer de mama.

Publicado por: Giselli Castillo.