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Entrevista: "Cuando hay más mujeres en la sala de clases, a ellas les va mejor en matemáticas"
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Un cartelito del movimiento #NiUnaMenos da la bienvenida a la oficina de la economista de la Universidad de Chile y doctora en la misma disciplina de la Universidad de California-Berkeley, Valentina Paredes. Con sólo 35 años, destaca en la Casa de Bello no sólo por su juventud, sino que también por ser una de las tres mujeres de los más de 20 investigadores de la Facultad de Economía y Negocios (FEN).
Y aunque sus primeros pasos en la investigación los dio en el área de economía de la educación para elaborar su tesis doctoral —buscaba explicar la brecha entre los colegios particulares y los municipales—, fue en este camino donde se topó con los temas de género y hoy son ésos los que la apasionan. De hecho, el año pasado su paper sobre el impacto que tiene el género de un docente en los resultados de pruebas como el Simce de matemáticas fue publicado en la revista Economics of Education Review y galardonado como la mejor investigación científica de la FEN.
"Un cuarto de la brecha entre hombres y mujeres en el Simce de matemáticas se explica por el género de los profesores", afirma para explicar algunas de las conclusiones de su investigación cuantitativa, en que usó las bases de datos del Simce, la PSU y los promedios de notas del Ministerio de Educación. Y cruzó esa información con los cuestionarios que se hacen a los profesores al aplicar el Simce, donde se les pide sexo, edad, títulos y experiencias. Además, utilizó cuestionarios de autopercepción a los alumnos, para que dijeran cómo creen que son sus rendimientos. "Las niñas creen que son peores en matemáticas, aunque tengan las mismas notas que los niños e iguales resultados en la prueba".
—¿Por qué esa autopercepción?
— Algunas de las cosas que hemos investigado es que cuando tienen una profesora, las niñas se autoperciben un poco mejor. O sea, el profesor está influyendo en esa autopercepción. Y en los colegios mixtos, se autoperciben un poco peor.
Impacto en los salarios
Una de las preocupaciones de Paredes respecto de que las niñas tengan resultados más bajos en matemáticas radica en que a la hora de elegir carreras, sólo un 20% elige las denominadas STEM (sigla en inglés para ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), asociadas a salarios más altos.
"En la PSU, existe una brecha de unos 28 puntos menos en el caso de las mujeres en matemáticas. Ellas tienen menores puntajes, y aún controlando por esa variable, eligen menos carreras STEM. Aunque se aislara el efecto de puntaje", explica.
— Además del impacto del género del docente, ¿qué otros elementos explican la brecha en los resultados en matemáticas?
—El profesor es uno, la composición de género en la sala de clases también es importante. Cuando hay más mujeres en la sala de clases, les va mejor a ellas. En el caso extremo que he estudiado, en los colegios segregados les va mejor a las mujeres y eligen más carreras científicas que en los mixtos.
—¿Cuál es la diferencia que puede haber entre ambos tipos de colegios?
—En los colegios mixtos, la probabilidad de que una mujer elija una carrera STEM es un 3% inferior en promedio. Entonces, si a nivel global el promedio ya es bajo (un 20%), en los mixtos baja a un 17%. Pero ojo, aquí el el objetivo no es empujar a que se prohíban los colegios mixtos, sino a investigar qué ocurre. Mi investigación me lleva a detectar que algo pasa en la interacción entre niños y niñas que hace que cuando ellas están rodeadas de hombres se autoperciben como que les va peor, que son peores, etc.
Cómo cerrar la brecha
—¿Cuál podría ser el aporte para solucionar esta situación?
—Desde el punto de vista de la política pública, si detectamos que los profesores están incentivando más la participación de niños que de niñas, se les puede hacer notar, se les dice, se les entregan pautas para manejar la diversidad dentro de la sala de clases y se busca revertir.
—¿Qué pasa con los factores culturales a la hora de la elección de una carrera científica?
—Ahí entran a jugar la identidad de género y las normas sociales respecto de cómo tiene que ser una mujer y un hombre. Ahí, por ejemplo, y de la mano de los prejuicios, se perciben las carreras asociadas a cuidados como femeninas: enfermera y no médico, porque las enfermeras son la que cuidan, en cambio el médico es el que sabe. Y estas ideas se forman a partir de que la sociedad dicta las normas, pero también la familia y el ambiente escolar.
—¿Se ha visto alguna mejora respecto de la brecha de género en los resultados del Simce y la PSU ?
—Ambas pruebas tienen escalas y promedios diferentes, aunque en las dos se ha ido disminuyendo la brecha con el tiempo. Son buenas noticias que entre 2004 y 2016, las mujeres tienen en promedio 28 puntos menos en matemáticas en la PSU; pero si se mira sólo 2016, son 18 puntos. Vamos cerrando la brecha con el tiempo, que es buena noticia, pero, ¿hasta cuándo vamos a esperar?