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"Futuro laboral de los jóvenes y mayores de 55 años"
Durante 2023 la economía chilena no fue capaz de recuperar los más de 340 mil empleos para llegar a las tasas similares previas a la pandemia. De esos empleos, 275 mil corresponden a hombres y más de 60 mil a mujeres. Aunque se ha avanzado tras la pérdida de más de dos millones de empleos durante la pandemia, el problema es su heterogeneidad.
De los 340 mil empleos, 158 mil corresponden al grupo de entre 15 y 24 años y al menos 155 mil a mayores de 55 años, es decir, entre ambos grupos suman más del 90% del empleo que falta recobrar. ¿Cómo se explican estas cifras?
No volvieron a trabajar 230 mil jóvenes que retomaron sus estudios, ello significó que quienes no estudian ni trabajan cayeron en casi 90 mil personas. El alza de jóvenes que optan por estudiar es una respuesta natural a un mercado laboral menos activo (Barr y Turner 2014) y si bien la evidencia internacional muestra que los jóvenes que ingresan al mercado del trabajo en medio de una recesión reciben menores salarios, más educación puede ser útil para enfrentar mejor la reinserción laboral. En cualquier caso, es importante investigar cuáles habilidades están adquiriendo y qué apoyo necesitan para concluir su educación, pero a largo plazo adquirir habilidades y conocimientos siempre conlleva resultados positivos. Por eso, una revisión del financiamiento y becas disponibles puede ayudar a los jóvenes y a su vez minimizar los efectos de un mercado laboral menos activo.
De todas formas, las perspectivas laborales para este tramo etario pueden no ser tan negativas, pues quienes tienen entre 25 y 34 años son el único grupo cuyo nivel de empleo se restableció en el mismo nivel que tenía antes de 2020.
Asimismo, la última medición del INE revela mayor desempleo en los mayores de 55 años. Aunque es normal que gran parte de los adultos mayores se jubilen -pasan a ser inactivos- los resultados muestran un aumento de personas inactivas de 55 a 64 años, no así de jubiladas. Entonces, se debe analizar a esa población que podría ser activa laboralmente, pues preocupa que enfrenten una caída de ingresos que afecte su situación económica actual y también la acumulación de fondos para su jubilación (Coile y Levine, 2011).
Su reinserción laboral es compleja y requiere revisar qué sectores han dejado de contratarles y las habilidades que deberían adquirir. Si los resultados indican que estos trabajadores tienen dificultades para encontrar empleo, podría ser un problema de la demanda, por tanto, hay que revisar sus opciones de reconversión laboral.
En resumen, a pesar de que el mercado laboral aún tiene un déficit de empleo, es relevante desagregar e identificar los grupos y sectores económicos marginados, ya que la respuesta al shock laboral causado por la pandemia podría haber traído consecuencias positivas en el largo plazo -aumento en capital humano- y otras negativas que perduren en el tiempo y en las familias con adultos mayores causadas por la pérdida de empleo.
Fuente: Diario Financiero