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6 Diciembre, 2010

Idea freak #3: a desalambrar / Diario La Tercera

El otro día, mientras manejaba por una calle de Providencia, un cable colgante le pegó un latigazo al parabrisas de mi auto, dejando un largo rayón. Cuando sentí el golpe, me detuve para ver qué había pasado. Me costó harto rato darme cuenta de que era un cable, porque era de noche y el cable era negro.

El otro día, mientras manejaba por una calle de Providencia, un cable colgante le pegó un latigazo al parabrisas de mi auto, dejando un largo rayón. Cuando sentí el golpe, me detuve para ver qué había pasado. Me costó harto rato darme cuenta de que era un cable, porque era de noche y el cable era negro. Lo tomé con un palo, lo enrollé en el poste más cercano y avisé a un carabinero. Me fui con susto pensando en los motociclistas. Por suerte, al día siguiente no estaba.

Uno sospecha que las marañas de cables son un peligro de seguridad urbana que va más allá de golpes a los autos. No sé qué dicen las estadísticas, pero aunque no fueran un peligro (y seguro lo son), es evidente que estos cables afean nuestras ciudades y barrios. Un caso patente es el cerro Concepción en Valparaíso, cuyo tremendo potencial turístico se encuentra "alambrado" por marañas de cables. El problema de los cables es un caso clásico de lo que los economistas llamamos externalidad. Alguien consume un producto (electricidad, teléfono, cable) y alguien lo produce, pero lo abarata trasladando costo a terceros, igual como pasa con la contaminación del aire. Con los cables cae el valor de las propiedades de los demás, se generan peligros urbanos…, pero uno puede ver sus partidos del fin de semana. Las marañas de cables simbolizan nuestro subdesarrollo: mostrando desprecio por los espacios urbanos; señalizando lo poco que nos importan nuestros vecinos; representando una economía basada en el abuso de los ciudadanos; y también expresando la desigualdad, después de todo, los pocos barrios que han controlado esto son pequeñas secciones urbanas de altísimos ingresos.

Por eso la idea freak de hoy es: a desalambrar, como Víctor Jara, sólo que en este caso no desalambraríamos latifundios, sino nuestro espacio público, nuestras calles. La idea es establecer un sistema de tubos "carretera" para cables concesionados en nuestras calles. Primero, se hace obligatorio hundir todos los cables. Luego, se concesiona la instalación de tubos "carretera" subterráneos por comuna, con un sistema de interconexión y de tarifas reguladas que se les cobrarían a las compañías que proveen servicios con cables. Las municipalidades podrían licitar estos servicios de "entubamiento", tratando de minimizar el cobro por uso o combinando el criterio del cobro con otros criterios de impacto urbano (e.g. mejoras ofrecidas por los concesionarios).

Teóricamente, si las compañías que usan cables fueran competitivas, este costo se trasladaría a los usuarios. Sin embargo, en general, es discutible que compitan mucho, por lo que es más probable que el costo se distribuya entre pérdidas de rentas privadas y algo de costos elevados a usuarios. A mi juicio, de todos modos esta alza se justificaría, porque hay involucrada una externalidad que hace feas y peligrosas las calles. Finalmente, en el caso de los sectores de ingresos medios y bajos, hay un argumento de equidad para subsidiar la tarifa, de modo que se compense el encarecimiento del servicio por entubamiento. Y un bono: el entubamiento generaría una tracalada de empleo.

Así que… ¡A desalambrar! ¡A desalambrar! Que la calle es nuestra, tuya y de aquel. De Pedro, María, de Juan y José…