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El rescate de los 33 mineros encierra notables lecciones. Entre ellas, que nunca se sacó cuentas financieras previas como un expediente para las decisiones adoptadas; simplemente se llevó a cabo todo lo que se creyó necesario.  Asimismo, el Gobierno ejerció un decisivo liderazgo, con claros objetivos y cercano monitoreo, y el uso de la mejor tecnología disponible. También las autoridades se mantuvieron cerca de la gente, con abundante información, con retroalimentación por parte de los familiares, creando las necesarias confianzas en medio de un difícil panorama. 
El feliz resultado es un rescate consumado en forma perfecta,  constituyendo a Chile en ejemplo para el mundo, con una lección de humanismo que persistirá a través del tiempo.
Nuestra educación se encuentra hace años sumida en un pozo profundo de mediocridad, de donde no ha podido emerger a pesar de las intenciones y esfuerzos. ¿Por qué no llevamos a cabo una operación de rescate que no parta primero por sacar las cuentas y donde sea el Estado chileno quien ejerza fuerte liderazgo?
Habrá que pensar en acciones decisivas y no en comisiones que preparen nuevos sesudos diagnósticos. Y habrá también de existir un plan articulado, coherente, que pueda monitorearse.  Los plazos son mayores, posiblemente más allá de la duración de cualquier gobierno; pero si hay unidad y visión de país, nuestra clase política podría privilegiar los recursos y esfuerzos sostenidos. Existe la tecnología y la disposición del mejor capital humano, sólo hace falta la señal conductora de quienes han de decidir que la educación deba o no salir del pozo profundo de baja calidad, inequidad e irrelevancia en que actualmente se encuentra.
Rescatar a nuestra educación de las profundidades tenebrosas en que se encuentra, marcaría un verdadero liderazgo para Chile y daría un ejemplo hacia el mundo, posibilitando además nuestro verdadero desarrollo. Un esfuerzo de rescate que no puede ya esperar más y sobre el cual debe informarse a las familias en forma sincera, directa y profundamente comprometida.