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4 Noviembre, 2008

¡Irresponsables!

Irresponsables los bancos de inversión que asumieron riesgos no evaluados, abusaron del endeudamiento, desobedecieron las obligaciones de capital y eludieron el desarrollo de mecanismos autorregulatorios
Irresponsables los bancos de inversión que asumieron riesgos no evaluados, abusaron del endeudamiento, desobedecieron las obligaciones de capital y eludieron el desarrollo de mecanismos autorregulatorios. 

Irresponsables las agencias clasificadoras de riesgo que asesoraron financieramente a las mismas empresas que debían evaluar.

Irresponsable el gobierno de Estados Unidos que descuidó la regulación de las empresas hipotecarias semipúblicas (Fanny y Freddy Mae), y que durante casi una década ha mantenido un desequilibrio fiscal y comercial insostenible.
Irresponsable la Reserva Federal que aplicó durante demasiado tiempo una política monetaria laxa y planteó, en reiteradas ocasiones, que el mercado financiero podía regularse a sí mismo.

Irresponsables los consumidores e inversionistas privados que asumieron más deuda de la que podían pagar, y más riesgo del que estaban dispuestos a aceptar.

Si hoy falta confianza, es porque durante muchos años, en cada uno de estos casos, la confianza sobró.

Irresponsables quienes durante estos últimos años en Chile han protegido y potenciado una estructura microeconómica esclerótica, particularmente en el ámbito laboral y del emprendimiento. Porque estas rigideces, tal como nos demostró la crisis asiática, retardarán nuestra recuperación.

Irresponsables los que, desde la trinchera política, abusan de la retórica, y plantean el sofisma de una dicotomía entre mercado y regulación. Porque, tal cual ha ocurrido con crisis anteriores, el desafío es institucional: habrá que aumentar la transparencia, terminar la fragmentación del sistema de supervisión, ajustar los requerimientos de capital al ciclo, modificar la supervisión de los que son demasiado grandes para quebrar, mejorar la contabilidad de riesgo y aclarar las distintas funciones de las empresas clasificadoras.

Pero el cuestionamiento global del sistema capitalista, por el reconocimiento de fallas en el mercado financiero, caricaturiza la realidad y desinforma, promoviendo regulaciones que, de minar el estimulo privado, pueden regresarnos a la mediocridad económica que caracterizó a las primeras siete décadas del siglo pasado. Porque tan importante como lo que no funcionó, es lo que sí funcionó. La discusión no debe ser entre más o menos mercado, sino que entre qué y cómo regular, para que ese mismo mercado, y las crisis que le son intrínsecas, causen el menor costo posible.

Recordemos que este modelo, denostado hoy tanto por actuales como por anteriores líderes de la Concertación (ver las columnas recientes del ex Presidente Ricardo Lagos y del ministro del Trabajo Osvaldo Andrade, en este diario), representa precisamente la principal contribución de esa coalición al desarrollo económico de Chile: validar socialmente un esquema de manejo de la economía que ha generado aumentos de bienestar inauditos en la historia de nuestro país.
Con todo, un desafío global sí emerge. El capitalismo ha avanzado con fuerza en el planeta; millones de chinos e indios aguardan con esperanza la llegada del mercado y el acceso a mayores niveles de consumo. Esta globalización exige nuevos y mejores mecanismos de coordinación entre países; sin embargo, las instituciones globales no se han modernizado aún. Lo planteó The Economist en su primera edición de octubre: más que un nuevo capitalismo, lo que se requiere es un nuevo multilateralismo.