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25 Mayo, 2009

¿Y QUÉ PASÓ CON EL BLINDAJE?

El Informe de Política Monetaria (IPOM) recién dado a conocer por el Banco Central reconoce lo difícil que será el 2009 para Chile

El Informe de Política Monetaria (IPOM) recién dado a conocer por el Banco Central reconoce lo difícil que será el 2009 para Chile. Proyecta un crecimiento del producto entre menos 0,75% y más 0,25%. Esto contrasta con sus proyecciones, de un crecimiento entre 2 y 3%, en el IPOM de enero. ¿Por qué tan brusca caída en el crecimiento proyectado en apenas 4 meses? Más importante; ¿qué pasó con el blindaje que nos debía defender de los efectos peores de la crisis internacional? Por último, si el Banco Central pudo equivocarse tanto en enero, ¿qué tan creíble es la proyección de este IPOM, que la actividad económica repuntará a partir del segundo semestre de este año?


Parte de la explicación del deterioro en las proyecciones de crecimiento se debe a que la caída del gasto en el último trimestre de 2008 fue mucho mayor a lo anticipado, y ciertamente mayor a lo conocido hasta ese momento. No percibiendo la fuerza de esa contracción, no sólo el Central se equivocó en su proyección, si no también la mayoría de los analistas del mercado. En efecto, en diciembre la encuesta de expectativas arrojaba un crecimiento proyectado promedio de 2% para el 2009, y de 1,5% en la encuesta de enero.


¿Por qué es que todos se equivocaron y por bastante? La fuerza de la crisis se dirá. Pero, entonces, ¿qué quedó del blindaje que nos iba a proteger – es decir, el superávit fiscal, la flexibilidad cambiaria, la política monetaria agresiva y la solidez de nuestro sistema financiero? A mi manera de ver, lo verdaderamente llamativo de esta crisis es que, siendo de origen exclusivamente externa, ha cobrado sus mayores estragos en nuestra economía no tanto por la caída de nuestras exportaciones (-1,7%), si no por la mucho mayor caída de nuestra demanda interna (-4,7%).


Sostengo que no es que fallaron los blindajes, si no que de lo que Hacienda ni nadie nos puede blindar es de las noticias desde el exterior y de su impacto sobre nuestras expectativas. En efecto, la producción ha caído tanto porque los chilenos, consumidores así como inversionistas, se asustaron y contrajeron su gasto fuertemente a partir de septiembre 2008. Y nadie puede no asustarse si durante meses es expuesto a un flujo continuo de nefastas noticias económicas desde el exterior, culminando con la quiebra de Lehman Brothers en septiembre y los anuncios de megamillonarios planes de “rescate” en EEUU y Europa. El recorte de nuestro gasto fue “exagerado” en que no fue proporcional a la reducción de los ingresos provenientes del exterior – el real daño, si no se debió a nuestros temores de lo que podía venir. Un recorte del gasto, digamos de 10%, lo que podría ser prudente a nivel individual, resulta en una contracción severa cuando se multiplica por 16 millones. Contra esta percepción negativa no hay blindaje.


La mala noticia es que las expectativas negativas, como un círculo vicioso, generan la misma crisis que se teme; a la vez que reducen el impacto de las políticas de estímulo de Hacienda y del Banco Central. La buena noticia es que el gasto y la actividad económica repuntarán tan pronto mejoren las expectativas. Ya que estas están dominadas por la evolución económica de EEUU, y las noticias más recientes hacen pensar que se está cerca de tocar fondo allá, es razonable suponer que las expectativas de los chilenos mejorarán. En la medida que el gasto de los chilenos estaba comprimido más por expectativas que por bajas en sus ingresos, me parece razonable proyectar, como lo hace el IPOM actual, un repunte de la actividad económica a partir del segundo semestre.