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(Diario Financiero; 20/03/08) El principio de la navaja de Occam dice así: “en igualdad de condiciones la solución más simple a un problema es, probablemente, la correcta”. Este es un principio que quizás debiéramos considerar cuando discutimos las causas detrás del persistente deterioro en algunas de las cifras macroeconómicas de nuestro país en el último tiempo.

Mi impresión es que, a lo menos en el caso de Chile, estamos hoy ante lo que podríamos llamar como la “madre de todos los shock de oferta”. Un shock que, de agarrarnos en una situación menos solvente, nos hubiera descalabrado la economía, la política y las instituciones. El shock se compone del racionamiento de gas, el encarecimiento del petróleo, las heladas, la sequía y la severa desaceleración de los flujos de crédito internacionales. ¿Algo más? ¡Ah si! El resultado compuesto de un precio del cobre altísimo y de un creciente diferencial de tasas entre la FED y el Central que genera una apreciación cambiaria que tiene a los exportadores con más espacio para aprender y crecer – y por ende menores márgenes – contra las cuerdas. Tengo la impresión de que este es el elemento fundamental que explica el deterioro.

Sin embargo hay quienes insisten en ponerle más pelos a la sopa. Algunas explicaciones y opiniones públicas recientes parecen creer que son otras las causas de la desaceleración en Chile. Ven en las movilizaciones laborales recientes los gérmenes de un conflicto social mayor, ven en los temas ambientales una conspiración, se quieren convencer que hay un reptante y malévolo avance del estado regulador, de que el gobierno es insensible al crecimiento, que nuestro mercado laboral es de los más rígidos del mundo, que no hay autoridad para reprimir a los huelguistas, que las medidas reactivadotas de Hacienda son insuficientes... etc. Lo que estaríamos viviendo sería entonces, primordialmente, una descomposición del clima económico causado por años de gobiernos socialistas.

Dado que los chilenos somos medio caídos a la alharaca consultemos una fuente externa que no comparta nuestra visión del mundo. Por ejemplo, el Índice de Líbertad Económica de la Fundación Heritage que es uno de los principales thinktanks conservadores de los EE.UU. El Índice trata de reflejar como ranquean los países en varias dimensiones en libertad económica medida de acuerdo a las prioridades y visiones de política pública que caracterizan a la Heritage. Aparentemente hay polémica respecto de la construcción del índice y los ajustes metodológicos que se le han hecho en el último tiempo, pero, en fin, dejemos esa discusión en manos de quienes tienen un conocimiento más íntimo del indicador. 

Bueno, el Índice de Libertad Económica del 2008 coloca a Chile en el lugar 8 entre 157 países. Este es el segundo mejor ranking que tenemos en este índice en sus catorce años de existencia de acuerdo a los recálculos retrospectivos de la Heritage. El mejor fue el lugar 7 el año 1997, aunque lo normal en esos tiempos es que fluctuábamos en torno al lugar 12. Chile se ha mantenido en el lugar 8 desde el 2005 en que subímos permanentemente desde el entorno del lugar 12. Para darles un sabor de los componentes del índice digamos que Chile aparece en el lugar 9 de libertad en el mercado laboral lo que es una mejoría respecto del año 2007 en que aparecimos en el lugar 10. Sin embargo, es cierto que estuvimos mejor: los años 2005 y 2006 estuvimos en el lugar 7 (antes de eso no existía este componente del índice).

Si uno considera esto en conjunto con cosas como la evolución reciente de las cifras de inversión y los indicadores de la Corporación de Bienes de Capital o que el actual Ministro de Hacienda actual es, literalmente, el Ministro de Hacienda de la Concertación que más impuestos ha rebajado o intentado rebajar (con los costos políticos que ello implica), no se ve tan clara la hipótesis de la debacle en el ambiente de negocios. Parece que la opinión de que Chile se encuentra frenado por un terrible deterioro en su libertad económica y empresarial no sería tan unánime entre las personas de pensamiento conservador que nos miran desde fuera. Francamente: ¿será para tanto las pataletas local?

Siguiendo el principio de la navaja de Occam tendríamos que concluir, finalmente, que lo que explica el deterioro de las cifras macroeconómicas del último tiempo probablemente tiene más que ver con esta tormenta perfecta de shocks de oferta que estamos viviendo y quizás menos de lo que se ha enfatizado por algunos con un deterioro tan notorio en el ambiente de negocios.

Descargar ésta y otras columnas de Óscar Landerretche Moreno en www.landerretche.cl