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12 Octubre, 2007

R.Bergoeing: ¿CUÁNDO SE FREGÓ LA ECONOMÍA CHILENA?

(La Tercera, 12/10/07) Primer acto: el diagnóstico

(La Tercera, 12/10/07) Primer acto: el diagnóstico. El ministro de Hacienda anuncia que seremos un país desarrollado en 2020. Algunos años atrás, el entonces presidente Lagos había anunciado lo mismo, pero para 2010. Es que, durante la última década, Chile redujo sustancialmente su crecimiento, con respecto a sí mismo y al resto del mundo.  

Además, en agosto pasado el comité de expertos que fija los parámetros para el superávit estructural bajó la estimación de crecimiento potencial a un mero 5%, mientras algunos estudios la ubican incluso bajo 4,5%. Finalmente, la encuesta de expectativas económicas publicada esta semana por el Banco Central muestra una reducción sustancial en la proyección de crecimiento para este año, pese a que el país continúa enfrentando un escenario internacional favorable sin parangón en su historia. El diagnóstico es compartido: los desafíos para desarrollarse están en el ámbito microeconómico. 

Segundo acto: la esperanza. El discurso desde la autoridad económica ilusiona. El ministro de Economía anuncia la modernización de su cartera y el de Hacienda, jefe del equipo económico, plantea temas tabúes hasta la fecha, como la flexibilidad laboral y el perfeccionamiento del sistema de quiebras. Ambos son claves para promover ganancias de eficiencia, única fuente del crecimiento sostenido. La Presidenta los apoya convocando comisiones para pensar, discutir y proponer las reformas necesarias. Expertos desde diversos ámbitos, como el laboral, educacional y financiero son llamados a cumplir con su deber cívico. Y lo hacen.  

Tercer acto: la realidad. Antes de recibir las propuestas, el gobierno parece haber decidido el camino. El ministro del trabajo, por ejemplo, plantea una agenda inmediata con reformas que rememoran la América Latina de los años 60s, esterilizando de paso la proposición que la comisión de equidad debe entregar en marzo próximo. La Presidenta hizo lo mismo el día que se entregó el informe de la comisión Marcel, al descartar algunas de sus propuestas, sólo minutos después de recibirlas. Pero el principal pecado es por omisión. El Sistema de Empresas Públicas (SEP), aunque transversalmente cuestionado, continúa liderando la gestión de nuestras empresas ajeno a la técnica. De hecho, el presidente anterior de EFE renunció el lunes pasado aduciendo que su perfil técnico no le permite manejar ferrocarriles pues, según él, esta empresa requiere un manejo político. Algunas semanas antes el directorio del puerto de Talcahuano también renunció, al no recibir apoyo del SEP para licitar la empresa, supuestamente por presiones díscolas. Con gran eficiencia, pocas horas después el SEP ya había nombrado otro directorio que suspendió la licitación argumentando que, por su tamaño, el puerto es irrelevante. Pero la privatización de otros puertos ha permitido incrementar sustancialmente la productividad de sus operaciones. Al final, los que se han ido son los que intentan mejorar la gestión, porque, durante mucho tiempo, los empoderados han sido otros.  

¿Cuál es el nombre de la obra? Hace rato que se fregó la economía chilena. Y no es chiste.