Noticias

7 Enero, 2008

Raphael Bergoeing: CUANDO INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA NO BASTA

(La Tercera 04/01/08) Por dos razones nuestros desafíos económicos son hoy más complejos que en el pasado


(La Tercera 04/01/08) Por dos razones nuestros desafíos económicos son hoy más complejos que en el pasado. Porque el mundo ha cambiado y porque mientras más reducida es la brecha que nos separa del desarrollo, más diversas y específicas son las cuestiones por resolver. Nuestros éxitos macroeconómicos, representados por un banco central autónomo y creíble y una política fiscal equilibrada, nos entregaron la estabilidad agregada necesaria para apartarnos de Bolivia, pero son cientos de detalles microeconómicos los que nos separan de Suiza, Irlanda o Estados Unidos. Y el demonio está en los detalles. Por ejemplo, ¿qué características debe tener una ley de subcontratación en una economía en la que las personas se cambian de trabajo cada 3 años en promedio, y no cada 12, como ocurría durante los años 60? ¿O en una sociedad en la que la necesidad de jóvenes y mujeres por trabajar jornadas parciales desde sus propias casas es creciente? Hoy incluso la definición del concepto de firma es asunto no trivial. ¿Sabía usted, por ejemplo, que el iPod de Apple no es hecho por Apple? Esta empresa subcontrata en Estados Unidos y en varias decenas más de países la totalidad de su manufactura, que involucra 451 partes distintas. En efecto, para continuar avanzando Chile ya no requiere de grandes reformas sino que corregir innumerables pequeñas distorsiones. La buena noticia es que nuestro éxito macro permite por sí solo un crecimiento en torno a 4%. Lo malo es que para desarrollarnos con mayor rapidez debemos crecer al menos un par de puntos más. Pero como piedrecillas en los zapatos, nuestras barreras micro nos obligan a caminar con lentitud.


Un rasgo de la discusión de política pública actual dificulta la eliminación de estas barreras. Predomina hoy la opinión de actores no calificados para resolver estos temas complejos. Desde el gobierno, persiste una mirada anquilosada en algunos ministerios económicos claves como el del Trabajo. Desde el mundo privado, la mirada de algunos expositores habituales en los foros empresariales y gremiales es simplista. Falta en Chile escuchar más a quienes poseen el conocimiento específico necesario para asumir estos complejos temas pendientes. El curso de introducción a la economía ya no basta. La teoría de juegos, la economía del comportamiento, el diseño de mecanismos y la organización industrial, entre otras, son imprescindibles para analizar estos desafíos. Sólo con un profundo dominio de ellas podremos entender por qué la licitación de afiliados a las AFPs podría reducir sustancialmente el costo de administración de los fondos previsionales; por qué la concentración en el negocio del retail no es necesariamente una muestra de falta de competencia; por qué una mayor flexibilidad en el ámbito laboral puede favorecer a todos los trabajadores, empleados y desempleados.


El capital humano es un recurso escaso en Chile, según muestran los rankings internacionales. Pero en materia de economistas, gozamos de un número amplio de especialistas altamente calificados. Salvador Vadés y Andrea Repetto en temas previsionales, Pablo Serra y Soledad Arellano en temas energéticos, Alex Galetovic en competencia, Harald Beyer y Alejandra Mizala en educación, por mencionar sólo algunos investigadores que se han especializado durante muchos años en estos temas pendientes. Son ellos los que deben ser convocados para su estudio.


Un par de ejemplos recientes ilusionan. Desde el gobierno, la  composición de las comisiones de equidad y previsional; desde el sector privado, el informe de 15 expertos del sistema financiero, que plantea 75 propuestas para modernizar nuestro mercado de capitales. Por cierto que estos expertos, incluso si aciertan el diagnóstico, no garantizan que nuestros problemas sean prontamente resueltos. Ya lo dije: su solución no es evidente. Pero además, las reformas necesarias son habitualmente materia de ley. Lamentablemente, el Congreso ha perdido progresivamente su capacidad para legislar las reformas económicas. Esto último, tal vez sí sea la principal barrera al desarrollo de Chile.