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14 Septiembre, 2010

Sobre el déficit estructural / Diario La Tercera

El Comité asesor para la Reforma del Balance Estructural ha entregado un primer informe centrado en recomendaciones de cambio en las reglas de cálculo. Una de las consecuencias del informe fue un recalculo del déficit

El Comité asesor para la Reforma del Balance Estructural ha entregado un primer informe centrado en recomendaciones de cambio en las reglas de cálculo. Una de las consecuencias del informe fue un recalculo del déficit estructural del 2009, elevándolo desde un 1,2% del PIB a 3,1%, sustentado en cuatro razones.

Estoy en profundo desacuerdo con las recomendaciones de este Comité. En particular me preocupa una de las cuatro. Por razones de espacio discutiré solo ésa.

En enero del 2009, como reacción frente a la crisis, se produjo una rebaja transitoria de impuestos equivalente a 1% del PIB. Las transitoriedades variaban entre 12 y 18 meses y se han cumplido completamente. El Comité argumenta que estas rebajas transitorias deben ser consideradas como bajas estructurales, es decir permanentes, de los ingresos fiscales. Esta reinterpretación explica nada menos que dos tercios del recálculo (1,2% del PIB).

A mi juicio este es un error técnico.

A lo más se podría argumentar que una anualización a perpetuidad de esas rebajas transitorias constituye un cambio en el ingreso permanente del Estado, lo que daría un ajuste del orden de un veinteavo de la cifra anunciada. Si uno cree que el problema es la posibilidad de que los cambios en impuestos transitorios se vuelvan, ex post, permanentes tendría que, a lo menos, ofrecer probabilidades de que eso ocurra (además de explicar porque retrospectivamente se toma una promesa cumplida como no cumplida).

Algunos mal pensados han argumentado que esto se hizo para que el gobierno pueda presentar alzas tributarias transitorias para la reconstrucción como mejorías permanentes en las cuentas fiscales.

Otros mal pensados ven a un Presidente que atribuye a ineficiencia un alza de la pobreza que técnicamente se explica en su totalidad por inflación de alimentos; luego un ministro que anuncia un empeoramiento en la distribución del ingreso que no se verifica en los datos; luego a otro ministro que anuncia un empeoramiento muy discutible en las cuentas fiscales estructurales y sacan la conclusión de que se está politizando el manejo de cifras.

Y finalmente hay mal pensados que imaginan al gobierno abultando artificialmente los déficit para justificar una política de contracción del gasto social y de despidos de funcionarios públicos en contradicción con las promesas electorales del Presidente.

Así es la gente: mal pensada.

Yo en cambio creo que lo que está ocurriendo es que tenemos una discrepancia técnica importante respecto de lo que debe ser contabilidad fiscal estructural. Y esa discrepancia tiene que resolverse en forma seria, porque estas reglas solo tienen sentido si generan acuerdo transversal y son neutras al ciclo electoral. Los mal pensados ya lo están dudando.

Hacienda debiera someter innovaciones de estos tamaños y efectos a un debate técnico antes de hacer anuncios conclusivos con publicidad. Como solución ex post recomiendo solicitar a la Sociedad de Economía de Chile organizar un seminario especial para discutir técnicamente los cuatro cambios propuestos.

Personalmente, estaría muy interesado en leer el artículo que demostrará cómo son estructurales los cambios transitorios de impuestos.