Columnas de Opinión

19 Enero, 2010

Sello de una Administración / Diario Financiero

Ya que estamos ad portas de la elección final por quién guiará al país por los próximos cuatro años vale la pena reflexionar acerca del sello que se le va a imprimir a esta aventura.

Ya que estamos ad portas de la elección final por quién guiará al país por los próximos cuatro años vale la pena reflexionar acerca del sello que se le va a imprimir a esta aventura. Soy un convencido de que Chile, independientemente de quien asuma este Marzo, más temprano que tarde logrará alcanzar el umbral de un ingreso anual superior a los 25.000 dólares por habitante. Lo que muchos entienden por país desarrollado.

Esto obviamente que se logrará generando mas de un millón de empleos en los años venideros, obviamente con tasas de inversión similar o superior a las actuales y manteniendo la inflación a raya. Esto también irá aparejado con una reducción en los niveles de pobreza, particularmente la indigencia y tal como sucede hoy, muchos países allá afuera nos señalaran como un ejemplo a imitar. Quien sea el Ministro de Hacienda y el Presidente del Banco Central, serán muy bien recibidos en los encuentros internacionales como también creo que pronto nos invitarán a pertenecer a clubes selectos de países como el G-20, o que chilenos sean directores de organismos multilaterales de prestigio.

Ahora bien, se puede llegar a ese umbral de ingreso por habitante por varios caminos incluso en plazos equivalentes. Dando cuenta de las diversas formas como lo han logrado otros países y habida cuenta de la situación del Chile de hoy, visualizo al menos dos de ellos.

El primero, donde se hace más de lo mismo. Ya que nos ha ido bastante bien para que cambiar tanto. Es decir, aprovechar las ventajas que nos dan los recursos naturales y basar una estrategia de desarrollo en su explotación, ojalá y Dios mediante, en forma sustentable. Donde los precios dan los incentivos suficientes para que los consumidores y productores tomen sus decisiones individuales no sólo de inversión en capital físico sino que también en la educación, salud y pensiones. Donde los procesos de negociación son problemas exclusivamente privados, tanto entre trabajadores con sus empresas como entre empresas, y que el rayado de la cancha es el que existe hasta hoy.

Y que las mejoras de productividad, aquel aspecto que explica porqué hoy en día crecemos literalmente al tres y al cuatro, vengan por el lado de mayores inversiones en infraestructura como también en energía tratando al mismo tiempo de reducir la grasa que existe no sólo en el sector público sino que también en el privado. Y que el esfuerzo en tributos que hacen las personas esté asociado a beneficios que ellos mismos esperan recibir del estado como mejores carreteras, ciudades más limpias y ordenadas.

Y el segundo, en que se hace una inflexión acerca de la forma que hasta hoy nos ha permitido ingresar a la OCDE. Una estrategia en que los recursos naturales son el trampolín para generar nuevos sectores con mayor valor agregado. Donde las ideas y la experiencia se juntan para potenciar la creación de nuevas empresas donde la innovación adquiere un rol central en las estrategias de negocios. Donde más que un rayado de cancha se necesita emparejarla para que existan nuevas oportunidades para las empresas y quienes laboran en ellas. Donde los tributos se orienten a dar oportunidades a aquellos que no las han tenido y donde la sociedad chilena se sienta más identificada con “la unión hace la fuerza” mas que “así es la vida”. Usted decide.